La conversación y el pollo

22.10.2015 15:05

Conversar es uno de los regalos más increíbles que tenemos como seres humanos. Hay quienes lo valoran muchísimo, son buenos conversadores, de esos que escuchan, que despiertan interés, que disfrutan de compartir ese instante donde se desnuda el pensamiento y logras conocer al otro más allá de lo evidente. Y están otros que lo aceptan así, como algo normal, ajá ¿de qué vamos hablar? y hasta terminas quedando más aburrido de lo que estabas, como esos regalos donde con una sonrisa a medias solo dices, gracias! aunque en el fondo la verdad es que no te gustó. 

Hoy durante mi almuerzo tuve una grata conversación. Entre cruzar los dedos porque el pollo quedara bien y que a los granos esta vez no le faltara sal…Surgió un tema que despertó mi curiosidad y la verdad es que en el fondo me gusta hablar, a veces enredado, un poco ambigua, porque no pretendo tener la verdad absoluta de las cosas; para el que no me conoce puede considerar que carezco de un punto de vista firme. Sin embargo, dudar de lo que creo en ocasiones me ha permitido crecer en la formación del conocimiento.  

¿Qué es la felicidad y quién es plenamente feliz?  Yo pensando que lo complicado era hacer el pollo, “échale agua caliente para que se le vaya el olor, me dice mi mamá por WhatsApp, tienes que luego sofreírlo un poco, después échale más agua y los vegetales... yo ya estaba un poco enredada con todas esas indicaciones, y para rematar tocamos este tema, la Felicidad. Al final no pretendo dar respuesta a esta interrogante sino entender la dinámica de la conversación.

Una conversación pasa por varias etapas, exposición de ideas, confrontar los puntos de vista, el uso de recursos descalificativos para imponer una razón, pasa además por hacerte protagonista del asunto “bueno es que yo lo veo así” “no tú estás loca” “no sabes de que hablas” lo mágico ocurre cuando logras decir “mmm te comprendo” o se dan cuenta que ambos tienen conceptos similares pero con distintas maneras para decirlo, en ese momento sonríes, la tormenta pasó.  Es que luego te das cuenta que no se trata de competencia, la escucha sincera te permite validar al otro, entenderlo, y lo más interesante te sirve en bandeja de plata la oportunidad de cuestionarte, de crecer en función de lo que crees o en su defecto de sumar nuevas ideas que hasta ese instante eran desconocidas para ti.

Parece profundo, pero es lo que sin darnos cuentas hacemos cada instante cuando hablamos con alguien, escuchamos para responder no para comprender, o nos imponemos para sentir que ganamos; algunos de pensamiento más amplio comprenden y simplemente aceptan o cuestionan sin pretenden cambiar el escenario.

Conversar para mí es la base de todo, donde te conoces y conoces al otro y en el mejor de los casos termina como mi tema de almuerzo, con una sonrisa y una taza de café...

 ¿Y el pollo? el último bocado dio fin a la conversación.

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